Amor
es el deseo de que otros sean felices y tengan las causas para la felicidad.
Tal deseo naturalmente va seguido de una simpatía compasiva. Aunque sentimos
tristeza por el dolor y pena de alguien, tener esa sensación es difícil
mientras activamente deseamos que la persona sea feliz. Cuando dejamos de
pensar en nosotros mismos y nos enfocamos en la felicidad de alguien, nuestro
corazón naturalmente se torna cálido. Esto automáticamente nos trae un
sentimiento más gentil de alegría y puede provocar incluso más potenciales para
sentir felicidad, que fueron construidos durante mucho tiempo por nuestra
conducta constructiva. Además, cuando el amor es desinteresado y sincero, una
felicidad gentil lo acompaña, una que no es agitadora, y nuestra tristeza desaparece.
Tal como un padre que sufre de dolor de cabeza olvida el dolor mientras
consuela a su hijo/a enfermo, similarmente la tristeza que sentimos por la
desgracia de alguien desaparece mientras le irradiamos pensamientos de amor.
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